Una buena taza de café pasa por un proceso más largo de lo que pensamos y está rodeada de un sinfín de factores que influyen en su calidad. Adicionalmente, hay varios actores que participan en la creación de esta maravillosa bebida, iniciando desde el caficultor hasta el barista.
Uno de los grandes agentes de la creación de una maravillosa taza de café es el caficultor. De él dependen varios factores que deben tenerse en cuenta como lo es el cultivo bajo la sombra o bajo el sol. Tradicionalmente, el café cultivado bajo la sombra tiende a conservar mejor sus características organolépticas. Actualmente, el café cultivado bajo el sol se usa en cultivos tecnificados donde, por lo general, la productividad prima sobre la calidad.
Otro aspecto a tener en cuenta es el secado. El café tiene dos grandes tendencias de secado, el primero se hace al sol. Éste consiste en dejar el café en beneficiaderos de café donde los rayos del sol lo secan de forma lenta y natural. Por otro lado, el café puede ser secado en silos. Éste es un método más reciente y consiste en poner el café dentro de máquinas que realizan el proceso de secado de manera más rápida. Uno de los inconvenientes principales de este método es que se altera la estructura del café al crearse surcos por el secado forzado lo que presentaría posteriormente problemas en el proceso de tostión.
Otro aspecto a tener en cuenta es el uso de pesticidas, herbicidas o cualquier compuesto químico en el café. Aunque su uso no afecte directamente sus cualidades organolépticas, afecta la salud de quienes consumen el café y dejan una huella en el medio ambiente.
El caficultor tiene una gran responsabilidad en la calidad del café, por eso no podemos subestimar ninguna de las etapas que contribuye a la creación de una buena taza de café.